Hay mucho más en el Centro Histórico de Quito que construcciones religiosas e históricas. Y hay mucho más en algunas construcciones religiosas e históricas de lo que se puede ver. Es más, en el Centro Histórico, las apariencias pueden no ser lo que parecen: se puede encontrar una cervecería en una capilla, un restaurante en una iglesia, una discoteca en un teatro quemado, o un comedor estilo Louisana en una casa embrujada del siglo XVII.
Esta es una ciudad llena de excentricidad e intriga: caras humanas pintadas como estatuas, la cura para un corazón roto viene en una botella, y beber metal te hace más fuerte.
Mantén un ojo abierto en el Quito peculiar y una ciudad completamente nueva se abrirá ante ti, donde probarás vino ecuatoriano (puedes comprar vino de comunión a las monjas) y ver música en vivo o cortarte el pelo en uno de los lugares más extraños, que de seguro no se encontrarán en la típica guía.
Comer po´boys en un café embrujado
Café Dios No Muere es el epítome de un choque de culturas, donde la historia ecuatoriana se encuentra con cocina cajún. El edificio del siglo XVII está hecho de tres pisos que rechinan: un bar atmosférico en la planta baja, un comedor en el primer piso desde donde se puede ver el bar a través de las tablas, y un salón en el tercer piso, con abollados y viejos sofás, donde solo se accede con escalera.
El menú ofrece una mezcla de platos típicos ecuatorianos y comida de Louisiana, como sánduches po´boy y jambalaya. Se dice que es la casa donde se encontró el cuerpo del ex presidente Gabriel García Moreno después de haber sido asesinado en 1875, y con su actual y excéntrico dueño (cuyo pequeño hijo suele estar vestido de traje y corbata y corre hacia arriba de la escalera a contestar el timbre) se mantiene un aire de intriga.
Farrea en un teatro quemado
Abierto en 1933 como uno de los lugares más ilustres de Quito, con capacidad para 2.400 personas, el Teatro Bolívar, perteneciente al arte nouveau, solía ser la sede de prestigiosos eventos. Pero en 1999 una fuga de gas proveniente de un local de Pizza Hut cercano destruyó el lugar.
Después de una enorme recaudación de fondos, el teatro fue remodelado, y su entrada y bar se convirtieron en una discoteca de moda. Wonder 1933, donde bandas internacionales tocan junto a nuevos y prometedores DJs ecuatorianos. El área del bar tiene un sentimiento de grandeza devastada y la mística de una era pasada. Si bailar toda la noche no es de tu agrado, puede visitar el Café Galletti en la planta baja, una cafetería con estilo que sirve productos 100% ecuatorianos.
Píntate la cara como una estatua religiosa
Rosario Incarnación (Simón Bolivar y Cuenca) ha construido su establecimiento pintando estatuas y símbolos religiosos, remodelando y engrasando sus santos de madera favoritos. Pero la quiteña también ofrece otro servicio: pintando sobre imperfecciones en caras humanas. Quemados, cicatrices, salpullidos y manchas no son un problema para esta artista, solo asegúrate de ir con un paraguas.
Compra pociones de amor en el mercado
Me quiere, no me quiere… Quédate con la última palabra después de comprar una pomada en el mercado de San Francisco. Situado en la sección de medicina ancestral, los remedios prometen ayudar con celos, deseo, e incluso con curar corazones rotos. También están de venta hierbas que dicen curar todo mal, con conocimiento de la medicina de antes pasado a través de generaciones.
Por solo 5 dólares puedes hacerte una limpia, un ritual andino que involucra plantas locales, madera y encantamientos, o puede ser curado de “espanto”, un estado de nerviosismo. El mercado de San Francisco también es el lugar ideal para encontrar las exóticas frutas y vegetales del Ecuador, y hablar con quiteños sobre sus compras del día a día.
Prueba vino ecuatoriano
Es imperdonable nunca haber probado vino ecuatoriano. Entre las varias marcas locales, ninguno ha logrado el nivel de un vino chileno o argentino. Pero en Octava de Corpus, situado en la bohemia calle de Junín en San Marcos, marcas locales toman prioridad en la lista de vinos, y el enérgico dueño del restaurante te guiará felizmente por las opciones.
La lista de vinos no es nada excéntrico comparado con los otros aspectos de Octava de Corpus. Extendido por varios cuartos y pisos en una encantadora casa del Centro Histórico, parece más una tienda de antigüedades que un restaurante, con cada espacio libre lleno de adornos: sets de conchas y casas de muñecas, ollas de cobre y cucharas de cerámica, pantallas chinas y figuritas ecuatorianas.
Asústate en el Museo de Cera
Si siempre has querido ver una extraña recreación de un asesinato históricamente importante, estás de suerte. El Museo Alberto Mena Caamaño, situado justo al lado de la Plaza Grande, en la calle García Moreno y Espejo, cuenta la historia del Ecuador desde 1736 hasta 1835 a través de cera, con figuras sorprendentemente realistas representando unas de las figuras y escenas más grandes y famosas del país.
Una de estas es la representación de la masacre del 2 de agosto de 1810, la cual cambiaría el destino de Quito hacia su independencia de los conquistadores españoles. El artista Alexander Barbieri se inspiró en la pintura “El Sacrificio de Quiroga” por César Villacrés de comienzos del siglo XX para su trabajo, ahora un establecimiento de la historia que ofrece la ciudad.
Toma limaduras de hierro en un bazar extraño
El Mercado de la Plaza Arenas es un lugar loco: lleno de pequeños adornos sin valor y objetos encantadores (patines, guitarras eléctricas o controles remotos: todo está aquí), es el mercado más raro de todos los mercados de Quito. En un perfecto ejemplo de simbiosis urbana, dos vendedores trabajan juntos para crear una combinación improbable: el Maestro Vinicio, el forjador de metal, entrega sus limaduras de hierro al bar de jugos.
La idea es que el metal se agrega al jugo para crear una bebida robusta y nutritiva, destinada a hacer al bebedor fuerte y saludable. Si eso no es suficiente para ti, siempre puedes cortarte el pelo, arreglar tus pantalones donde un sastre, o rezar un poco en uno de los altares.
Mira bandas tocar donde solía haber corridas de toros
Hace muchas lunas, una de las formas de entretenimiento más queridas por Quito era ver toros y toreros enfrentarse en una gran plaza. Una tradición heredada de los conquistadores españoles, empezaba a finales de noviembre y comienzos de diciembre durante las Fiestas de Quito cuando la ciudad celebra su fundación.
En el 2011 la matanza de toros fue prohibida por el ex-presidente Rafael Correa quien lo tachó como una forma de tortura. Pero en vez de desperdiciar la tradicional Plaza de Toros en el pueblo de San Blas, el lugar empezó a ser anfitrión de eventos culturales, incluyendo conciertos de bandas de rock internacionales. Visita durante las fiestas para ver a los quiteños celebrar sin un solo torero a la vista.
Toma té en una capilla del siglo XVIIth century chapel…
Refundido en Loma Grande, uno de los pueblos más tradicionales del Centro Histórico, se encuentra una hermosa capilla del siglo XVII, cuyo exterior blanco y patio soleado son igualados por su interior, con frescos de serenas imágenes de los santos. Pero este no es ningún museo religioso a pesar de la leyenda de que Cristo apareció en este lugar, mito que le dio su nombre: la Capilla del Milagro.
Este lugar es en realidad un café-restaurante, que sirve comida típica gourmet ecuatoriana. Hay cocteles, desayunos, e incluso un show para después de la cena, donde se puede ver un baile típico en el patio.
O bebe cerveza artesanal en una iglesia del siglo XIX
Si estás en busca de algo un poquito más fuerte, pero todavía estás en busca de ser feliz en lo que fue alguna vez un lugar religioso, Bandido Brewing es el lugar perfecto. Fue fundado por gringos entusiastas de la cerveza artesanal hace varios años para convertirse en la primera micro fábrica de cerveza en el Centro Histórico. Bandidos se encuentra dentro de un edificio que fue construido en 1850, en el barrio de la Tola y tiene su propia capilla.
Es más, muchos de los artículos, bancas y sillas que decoran el lugar son originales de la iglesia que alguna vez existió allí. Bajo el slogan “iglesias, cultura y cerveza artesanal”, Bandidos ofrece 8 tipos de cerveza: una para cada ocasión. Desde un fuerte ale de calabaza hasta una suave de miel y jengibre. Aquí encontrarás un buen balance de lugareños y extranjeros y vivirás el blue-grass y bandas gitanas.
Espía a animales congelados en piedra en la Basílica
Hay algo que no está del todo bien sobre la Basílica del Voto Nacional. Su espiga que casi toca el cielo, en la manera en la que cualquier edificio neo-gótico debería ser. Sus relojes a veces dicen la hora correcta. Cada santo está representado en su lúgubre interior.
Pero, lo que es realmente extraño acerca de la Basílica, la más grande de su estilo en Latinoamérica, son sus gárgolas. Reales, bestias de pesadilla como dicta su estilo, las criaturas más emblemáticas del Ecuador congeladas en piedra como si Medusa les hubiera echado una mirada.
También hay tortugas y delfines de Galápagos, iguanas y caimanes, jaguares y ranas atoradas en un constante salto desde afuera del edificio. Observa a todas estas desafortunadas almas lo que más puedas antes de subir al techo de la torre donde se disfruta de una increíble vista de la ciudad.
Vive la vida de la alta sociedad en el patio de la Casa Gangotena
Los ingleses no son los únicos que saben hacer una elegante fiesta del té. Inspirado por la familia de la alta sociedad que vivía en la casa a comienzos del siglo XX, la Casa Gangotena todos los días es anfitriona del Café Quiteño, una ceremonia de media tarde con cafés y tés locales, acompañados de una torre de mini sánduches, pastas y dulces ecuatorianos.
Este evento de té de muy buen gusto (gratis para sus huéspedes) es llevado a cabo en el patio, un lugar lleno de luz, elegante y decorado con una encantadora mezcla de plantas y muebles exuberantes. Tradicionalmente, el Café Quiteño ha sido una oportunidad para que conocidos se pongan al día en chismes y hacer del mundo un lugar mejor en una fina y relajada atmósfera.
Come gente de chocolate
El único problema de comprar chocolates en Chez Tiff es que son tan lindos que no querrás comértelos. Pero lo harás. La tienda de chocolate artesanal ubicada en La Ronda no solo crea trufas y barras de chocolate pintadas como canicas, pero también figuras de chocolate miniaturas de las personalidades más famosas del Centro Histórico. Hay mujeres indígenas en sus vestimentas típicas, cucuruchos en sus capuchas moradas, e incluso un pequeño chocolatero con un sombrero de chef alto y blanco. Todo hecho con el delicioso chocolate ecuatoriano.
Incluso puedes comprar una de las famosas pinturas de Oswaldo Guayasamín hecho en chocolate, o una escena del montañoso horizonte de Quito. Para aquellos que quieren experimentar el verdadero espíritu de Ecuador, las trufas con un toque de Pájaro azul, un fuerte licor, hará el truco.
Compra vino de comunión a las monjas
Es fácil ver la influencia católica en Quito gracias a la gran concentración de construcciones religiosas dispersas por el Centro Histórico. Estos complejos están lejos de quedar obsoletos. Además de ser la sede de miles de religiosos cada semana y de las fiestas católicas, algunos de estos lugares siguen siendo conventos de monjas.
Carmen Alto, por ejemplo, fue construido en el siglo XVII y es el hogar de decenas de monjas el día de hoy. Las hermanas ganan dinero para el convento haciendo y vendiendo vino de comunión de uvas chilenas, como también medicinas tradicionales de sus propias hierbas y plantas. Puedes comprar estos artículos a través de un antiguo torniquete, uno de los pocos momentos en los que las monjas tienen contacto con el mundo exterior.
Córtate el pelo bajo el palacio presidencial
Una de las cosas más atractivas del palacio presidencial de Quito es lo accesible que este es. Lejos de estar cerrado para asuntos gubernamentales, está abierto al público, como también lo está el lugar donde está ubicado: la Plaza Grande. Siempre un centro de actividad y no solo durante la popular ceremonia de cambio de guardia.
Toda clase de actividades forman parte del cuadrado, desde tomar café hasta lustrarse los zapatos. Uno de los negocios que encontrarás escondido bajo el palacio presidencial es una tradicional peluquería. Decorada con antiguas sillas de cuero, el lugar es un buen cambio para el típico salón de belleza, así el presidente no esté en casa.