Subiendo por la calle de las Siete Cruces en el centro de Quito

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Cruzando la Plaza San Francisco y bajando la Calle Sucre desde Casa Gangotena, uno se encuentra con una de las calles más fascinantes de la ciudad… No sólo hay iglesias en la traficada García Moreno… hay un total de siete cruces gigantescas, y sólo puede haber una razón para tan religiosa conglomeración: la necesidad de dominar a los nativos.

Ello demuestra la importancia histórica, y prehistórica, de esta calle.

Siete Cruces de Quito

La llamada Calle de las Siete Cruces —léase García Moreno, en honor al presidente brutalmente asesinado en sus aceras —es receptáculo de un número asombroso de atractivos: el Museo de la Ciudad, el Monasterio de Carmen Alto, el Palacio Presidencial y la Plaza Grande; el Museo Numismático en el antiguo edificio del Banco Central del Ecuador; la residencia de la aristócrata María Augusta Urrutia (ejemplo de la clase pudiente quiteña de principios del siglo pasado); La Compañía y la Catedral; la casa donde la criolla Manuela Cañizares organizaba sus parrandas antirrealistas, incluso una casa colonial donde, como leyó alguna vez un rótulo, «bailó Bolívar».

Puedes pasearla en toda su extensión o caminar por la calle Sucre hasta el complejo de San Francisco (visitar a este hito religioso tendrá que ser para otra edición), pero nuestro viaje el día de hoy nos lleva en dirección norte y oeste.

Si «la escalonada historia» de Quito tuviera un hogar, tendría que ser el Centro Cultural Metropolitano (esquina suroeste de la Plaza Grande).En este edificio, donde la Biblioteca Municipal y el museo de cera Alberto Caamaño complementan la agenda artística y cultural del centro, ha operado de todo desde una fábrica de tabaco, una cárcel, un arsenal de municiones, y varias escuelas y universidades, hasta un recinto donde se ejecutaban a los disidentes y la propia alcaldía.

Una pareja en la Plaza Grande del casco antiguo de Quito.
La Plaza Grande es una de las plazas más grades e importantes del Centro de Quito.

Al principio fue un bastión jesuita, con su farmacia—hasta una huerta— y las instituciones académicas principales de la Orden. La biblioteca San Gregorio Magno, una de las más completas de su tiempo, también sería sede del primer periódico de Quito —Primicias de Quito— una de las muchas innovaciones del ilustre Eugenio Espejo. De corta vida, este esfuerzo sembró curiosidad en la mente de algunos criollos.

Al otro lado de la calle, está El Sagrario con sus hermosos frescos y paredes caladas sobre un fondo turquesa. Más arriba, en la esquina noroeste de la Plaza Grande, está La Concepción, el primer claustro de Quito (puede ser visitada el 2 de febrero durante las fiestas de La Candelaria o durante la misa del 24 de diciembre a las 11 PM). Un desvío sobre la calle Chile al oeste nos lleva al maravilloso templo de La Merced. El exterior casi minimalista es todo un antítesis de lo que hay adentro. «Pastel de bodas» es tal vez la mejor asociación de palabra que se me ocurre para describirlo: un entrelazamiento de figuras y espirales combinando colores palo de rosa y blanco, con la cabeza de Jesús por poco iluminado por luces de neón, y óleos con enormes marcos dorados… ¡Empalagosa perfección! Sobre la calle Cuenca hacia el norte, la casa esquinera alberga el Museo de Arte Colonial. ¡Si las iglesias están llenas de arte religioso, imagínense el museo!

Una cuadra al norte, a la derecha, bajando la calle Olmedo, pasamos por la Casa de Benalcázar, con una colección de arte colonial modesta pero interesante, ubicado en una hermosa mansión al frente de una plaza pequeñita, la primera de Quito.

A dos cuadras cuesta abajo, en Olmedo y Venezuela, el tallado espectacular de las puertas de El Carmen Bajo seguramente te tendrán admirando hasta las grietas. Por la calle Venezuela, en ascenso, puedes también visitar el Museo Camilo Egas, encajonado en una bella mansión, con la obra fabulosamente diversa de uno de los artistas más creativos del Ecuador.

Y finalmente, ya perdiendo el aliento, uno llega a la descomunal Basílica del Voto Nacional, la cosa más grande de Quito. Tan grande, que luce totalmente fuera de lugar, pero es impresionante desde todos sus costados. Esta rareza neogótica construida— ¡y aun no completada!— hace tan sólo un siglo, con sus extrañas gárgolas inspiradas en animales autóctonos y excepcionales torres para admirar la ciudad desde lo alto, la convierten en un atractivo indiscutible.

Las siete cruces hechas de roca volcánica del Pichincha :

  1. Hospicio San Lázaro / Hospice
  2. carmen alto
  3. La Compañía
  4. Sagrario
  5. Catedral / Catedral
  6. La Concepcion
  7. Santa Bárbara

Fotografías por Ñan Magazine y Quito Turismo.

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